Chahín retoma la estrategia del partido bisagra para disputarle el centro a RN
La estrategia, dicen en su círculo, “apunta a estar lo suficientemente lejos del gobierno para no contaminarse con su baja aprobación y lo suficientemente cerca para llegar a acuerdos nuevamente”.
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El presidente de la Democracia Cristiana Fuad Chahín en estos dos años ha debido navegar con suma cautela, para que no le ocurra lo que a la mayoría de sus últimos predecesores: que la disidencia no lo dejara gobernar. Ha generado alianzas internas con sectores del partido de los que en otras épocas fue antagonista; incluso se convirtió en el dirigente de oposición más dispuesto a llegar a acuerdos con el gobierno en proyectos clave y, a contrapelo de sus detractores, aplicó la tesis del partido bisagra, sacándole lustre a su pequeña bancada de diputados. Todo iba bien…hasta el 18 de octubre, cuando la estrategia del exparlamentario se desplomó.
Hasta ese momento, la estrategia del máximo dirigente de la DC era copar el centro político. Para ello, según su diseño, debería mostrarse más dialogante con la administración Piñera de lo que sus compañeros de ruta en la oposición lo estaban haciendo. Gracias a este diseño, el Ejecutivo se anotó algunos triunfos acotados en la Cámara –con acuerdos que invariablemente se caían al llegar al Senado y un diputado menos, costo que Chahín no dudó en asumir- y el falangismo se separó definitivamente del lastre que significaba que en ocasiones se lo asociara con el resto de la oposición.
Con los senadores la relación ha sido compleja. No ha logrado alinearlos. En el propio partido admiten que parte del problema es que no solo ha tenido que lidiar con cinco senadores, sino también con cinco agendas. Todos, salvo Jorge Pizarro, tienen aspiraciones presidenciales lo que dificulta los consensos. Por otro lado, pese a tener su militancia congelada, Chahín ha convertido a Pizarro en su archienemigo y a cualquier comentario sobre el extimonel responde: “él no es militante de la DC”. Y este escenario se ha complicado aún más tras el estallido.
No obstante, en las recientes elecciones territoriales del partido, las bases apoyaron a 10 de los 16 candidatos a las presidencias regionales cercanos al timonel, lo que fue interpretado como un respaldo a su gestión.
Se movió la brújula
Pese a las críticas, a la altura de mayo de 2019, Chahín sacaba cuentas alegres. Aparentemente su estrategia iba viento en popa y algunas encuestas así lo acreditaban. De acuerdo al estudio de opinión EDO, del analista Aldo Cassinelli, RN y la DC eran los partidos que mejor representaban a la clase media con un 15% y 11% respectivamente. Señal concreta, festejaban en la tienda, de que la estrategia estaba funcionando. Ahora, el desafío era superar a RN y asentarse como el partido de centro en Chile.
Pero el estallido social sorprendió a la DC y puso a prueba su diseño. Evidentemente, el acuerdo tributario quedó superado. Ahora, la recaudación tomaba especial relevancia y con ello los temas sociales llegaron al tope de la preocupación ciudadana. A lo que Chahín reaccionó tomando distancia del gobierno y haciendo propuestas drásticas, en contra de la opinión de Cieplan y de algunos de sus ‘orejeros’ más conservadores, que rechazaron que haya suscrito la carta en que la oposición pidió al gobierno un plebiscito y una nueva Constitución .
Mientras su par de RN, Mario Desbordes, se adecuaba rápidamente al nuevo escenario y navegaba en él con comodidad. Incluso se subió al carro de la nueva Constitución, fue un importante articulador del acuerdo del 15 de noviembre y anunció su apoyo a la opción “apruebo”.
Nicho en disputa
Transcurrido enero, el análisis del entorno de Chahín es que si bien Desbordes supo navegar en la marea constituyente, resultó debilitado al no conseguir conducir institucionalmente a RN hacia el “apruebo”. Por estos días se le ha oído decir a Chahín que el problema de RN es que “señaliza para el centro y gira hacia la UDI”, lo que es bueno para la DC, según su estrategia, ya que la tesis es que el partido se disputa un nicho electoral con Renovación y como no tiene espacio para crecer hacia la izquierda, debe copar el centro, apuntando al electorado que votaba por el PPD y el PR y que ahora cree que esos partidos se izquierdizaron. Donde RN puede ser una amenaza.
Un cercano al timonel falangista comenta que por estos días la estrategia “apunta a estar lo suficientemente lejos del gobierno para no contaminarse con su baja aprobación y lo suficientemente cerca para llegar a acuerdos nuevamente”, lo que quedó de manifiesto con la aprobación de la reforma de pensiones en la Cámara con los votos DC, gestos que valora el electorado al que la colectividad quiere conquistar.
Así las cosas, en la colectividad sostienen que aunque algunos se opongan y otros prefieran darle otra denominación, la estrategia de Chahín de implementar el partido bisagra “ha vuelto a poner a la DC como un partido influyente... habrá que ver qué pasa en marzo, en una de esas hay que volver a ajustar la estrategia”, reflexiona un representante de la colectividad.